Es domingo, casi las dos de la madrugada y no estoy apresurado por dormir.
En mis últimos años como estudiante se me ha hecho costumbre desvelarme haciendo tareas, estudiando para exámenes o demás obligaciones típicas de la escuela. Me divierte pensar que he hecho todo ello casi sin necesidad, pues sé que si me decido a hacer todas esas obligaciones rápida y concisamente puedo terminarlas en menos tiempo, pero me temo que me tomo todas mis actividades muy en serio y finalmente quiero que queden impecables, me entretengo mucho en todas las decisiones y “desperdicio” mucho valioso tiempo.
En fin… estoy en un período de vacaciones, por lo que no es necesario dormir temprano o debidamente, así que me he decidido a realizar un experimento: tomaré estas semanas para dormir determinadas horas; en la semana inicial, la siguiente, dormiré cinco horas, de lunes a viernes, y exploraré cómo me siento durmiendo ese tiempo. La segunda semana dormiré seis horas, la tercera siete y la última ocho.
Sé que es oficial que una persona adulta debe dormir mínimamente ocho horas diarias para que su organismo funcione de manera adecuada, pero no quisiera conformarme con solamente conocer esa cifra, quiero comprobar cuál es la capacidad de mi cuerpo, cuántas horas puedo soportar para ser capaz de responder a las actividades normales.
Trataré de registrar las observaciones de modo periódico y de publicar los escritos. No tengo Internet inalámbrico, así que publicaré dichos registros en horas normales (cuando hay sol) aunque las redacciones originales probablemente se hagan en horas de la madrugada.
En mis últimos años como estudiante se me ha hecho costumbre desvelarme haciendo tareas, estudiando para exámenes o demás obligaciones típicas de la escuela. Me divierte pensar que he hecho todo ello casi sin necesidad, pues sé que si me decido a hacer todas esas obligaciones rápida y concisamente puedo terminarlas en menos tiempo, pero me temo que me tomo todas mis actividades muy en serio y finalmente quiero que queden impecables, me entretengo mucho en todas las decisiones y “desperdicio” mucho valioso tiempo.
En fin… estoy en un período de vacaciones, por lo que no es necesario dormir temprano o debidamente, así que me he decidido a realizar un experimento: tomaré estas semanas para dormir determinadas horas; en la semana inicial, la siguiente, dormiré cinco horas, de lunes a viernes, y exploraré cómo me siento durmiendo ese tiempo. La segunda semana dormiré seis horas, la tercera siete y la última ocho.
Sé que es oficial que una persona adulta debe dormir mínimamente ocho horas diarias para que su organismo funcione de manera adecuada, pero no quisiera conformarme con solamente conocer esa cifra, quiero comprobar cuál es la capacidad de mi cuerpo, cuántas horas puedo soportar para ser capaz de responder a las actividades normales.
Trataré de registrar las observaciones de modo periódico y de publicar los escritos. No tengo Internet inalámbrico, así que publicaré dichos registros en horas normales (cuando hay sol) aunque las redacciones originales probablemente se hagan en horas de la madrugada.
2 comentarios:
Peligroso experimento, procura no dormirte mientras realizas paracaidismo o alguna actividad mortal.
Ten cuidado, a veces es bueno dejarse llevar por el sueño pero otras no.
En épocas de escuela yo suelo morir de cansancio a eso de las 10 nocturnas. Lo malo es que en vacaciones me acuesto tarde, pero mi reloj se ajusta el primer día de clase cuando me levanto temprano, entonces se recorren mis ganas de abrazar mis sabanas y vuelvo a morir temprano. Es como un ciclio, soy casi un reloj suizo.
Merde! A bientot!
SI!!! desvelarse es lo mejor
...
yo puedo solo e podido dormir tres horas cuatro dias.. al cuarto dia y soñaba despierta practicamente...
suerte.. y hasle caso a Pepe... no duermas mientras practicas paracaidismo.
BYEEE
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